Te perteneces, repítelo como una canción favorita en tu mente, párate frente a ti y recuerda en el espejo que no eres solamente la huella del tiempo, ni las guerras que perdiste hace algunos ayeres, sino la victoria misma sobre las caídas y también la supervivencia hecha mujer. Convéncete de que no necesitas la lluvia de alguien para humedecerte y brotar.
Créeme esto porque alguna vez en el pasado más de una quiso emprender pero no alcanzo a proyectarse, quiso hacer hogar en otro ser humano y falló, porque también, como nosotras hoy, ellas creían y algunas veces ganaban pero otras solo tocaron el fondo.
Entonces con cada pedazo que aún quedaba luego de eso hubo valientes que se aferraron a sus convicciones para construir un lugar más fuerte, donde cupieran sus sentimientos, su vida. Y estos no son cuentos, son caminos, elecciones y decisiones a las que solo se llega cuando uno se atreve. Así que remienda las alas que tantas tormentas han surcado contigo y cuando llegue el huracán ¡pruébalas! que nada las detenga y demuéstrate hasta donde puedes alcanzar lo alto del cielo olvidando que alguna vez tuviste vértigo.
Date cuenta que si te paras de puntillas y miras un poco más allá de tu nariz descubres que el mundo no gira por una persona, una cosa o una emoción pero, si lo deseas, vas a acostumbrarte a ese ritmo en que todo sucede, aceptando lo bueno y lo malo porque la vida, como la comida, también necesita especias con una pizca de experiencias, algunas agradables y otras no tanto pero al final de cuentas, tuyas. Así que aduéñate hoy de los inicios y acostúmbrate a decir si puedo y sobre todo ...quiero.
Recibe este lunes como oportunidad y a la semana como un lienzo para escribir mejores primeras veces, anécdotas que lleven tu nombre, de esas que recordarás cuando la piel se arrugue pero el corazón se mantenga y entonces ya no seas solamente mujer sino historia y una que inspire a otras.
Créditos: Esme Jiménez
IG: @essmejimenez
Foto: Sindi Leiva
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