Desde muy niña tuve la bendición de contar con el apoyo de mis papás, quienes se han caracterizado por mantener una mentalidad bastante abierta en distintos temas, pero especialmente en cuanto al tema del desarrollo de las mujeres dentro de un ecosistema empresarial, de emprendimiento o de cualquier proyecto o trabajo en el cual yo quisiera emprender o incidir.
Mi niñez se desarrolló dentro de un hogar sujeto a varias normas y lineamientos, sin embargo, mis papás permitieron que yo creciera siendo una niña muy auténtica y apasionada por lo que había, así como por lo que quería emprender en la vida. Dentro de mis recuerdos de pequeña, tengo presente uno muy particular, el cual se ha convertido en la anécdota que constantemente cuento por el impacto que hasta hoy en día ha traído a mi vida, y es que desde pequeña hice un dibujo en donde había diseñado una máquina para que todas las personas fueran felices, en el dibujo yo tenía los esbozos de personas que estando tristes esperaban su turno para poder entrar a la máquina, al ingresar, todas ellas pasaban por un proceso en donde al finalizar, salían siendo personas felices o realizadas, y es así que comprendí desde muy niña cuál era mi propósito de vida.
Al iniciar mi formación académica, decidí empezar mis estudios en negociación de recursos humanos, luego me fui sumergiendo en el área empresarial, posteriormente, en el mundo de administración de empresas, así como en temas de inversión y también de emprendimiento. En el año 2016, alcancé a involucrarme y a desarrollarme en el tema de empoderamiento de la mujer, y es a partir de esta época donde muchas cosas han ido sucediendo y he tomado diferentes caminos en cuanto al desarrollo de programas y proyectos dentro del mundo de la moda, del arte y del diseño, pero, sobre todo mi espíritu sigue muy anclado en unificar mis esfuerzos en beneficio de otros, para que a través de la gestión de distintos planes se logre contribuir al empoderamiento de las personas.
He llegado a comprender que el emprender en Guatemala, es un acto de valentía, ya que no es una tarea fácil y conlleva un sinfín de retos y aristas. Sin embargo, personalmente, esta travesía ha sido una experiencia fascinante, porque me ha permitido percatarme que a pesar de las limitaciones que en el camino puedan presentarse, no hay mayor impedimento que el que uno mismo se traza, ya que siendo yo mujer, he podido ser parte de este ecosistema y emprender aperturando puertas que otorgan distintas posibilidades, no solamente para mí, sino también, para otros; así que, puedo concluir que mi experiencia en el mundo del emprendimiento, no se reduce a ser una fuente de oportunidades, o un sinfín de retos imposibles, sino un enorme aporte de aprendizaje, en donde el trabajo, el esfuerzo y el crecimiento se desenvuelven con normalidad.
Hoy sé que las mujeres somos aptas para lograr cualquier cosa que nos propongamos, poseemos innumerables características que nos hacen únicas, además somos seres multifacéticas, que nos da la facilidad de adaptarnos dentro de cualquier entorno, por hostil que este sea, sin ningún impedimento, también tenemos una poderosa capacidad sensorial persuasiva, que el otro sexo no tiene, lo creo fielmente (aunque muestro mi respeto y amor hacia con los hombres genuinamente), pero esa habilidad hiper personal que existe entre nosotras nos da ese “extra” que nos facilita el poder crear y cocrear juntas, para un sinfín de propósitos, pero especialmente el de atribuirnos el ser autoras y generadoras de múltiples emprendimientos de alto impacto y, a largo plazo, de mayor sostenibilidad.
Créditos: Sofía Hegel
IG: @sofiahegelp
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